jueves, 15 de agosto de 2013

UN CAMBIO DE 180 GRADOS

1 Esta historia marca en la vida de Manuel un cambio de 180 grados. Fue algo muy importante en su vida. La familia de Manuel era adventista, muy unida. Era el único hijo. Y su gran anhelo en la vida era aprender a tocar guitarra; ser el mejor guitarrista del mundo. Su padre, que sabía de la preferencia de su hijo, decidió comprarle su primera guitarra, la mejor guitarra, una acústica, con parlantes incorporados. Además, le enseñó a tocar. Poco a poco Manuel iba aprendiendo. Cada canción que aprendía lo practicaba y practicaba, y como esta familia era adventista guardaban el sábado; Manuel asistía a la iglesia con sus padres. El padre de Manuel ofrecía las canciones de su hijo como un don especial para Dios. En la iglesia, no había sábado que no se escucharan los rítmicos sonidos de la guitarra de Manuel. 2 Era tan armoniosa y linda la manera cómo Manuel tocaba la guitarra, que el pastor de su iglesia le dio a cargo la dirección de otros hermanos, que también tocaban este instrumento, pero que eran mayores que él. A sus 12 años Manuel se sentía muy orgulloso, pues dirigía la Zona de Canto y de las de Especiales. Le entusiasmaba mucho, pues a su corta edad enseñaba a los más grandes a tocar la guitarra. 3 A los 14 años Manuel ya componía canciones y tenía un grupo musical conformado por los hermanos de la iglesia. Manuel creció y llegó a su adolescencia. Esta etapa lo cogió en plena rebeldía. Poco a poco se iba desanimando de ir a la iglesia. En el colegio sus compañeros le decían que era un desperdicio de talento ir a tocar en iglesias. Le metían ideas; que era un sonso; que lo más importante era la reputación; que estaba dañando su reputación yendo a tocar a iglesias. Tanto hizo caso Manuel a las habladurías, que poco a poco se iba a avergonzando de la iglesia, y le empezó a tomar más atención a su “reputación”. 4 Era viernes y un compañero de clases, Juan, le dijo que había un grupo de música Metal que necesitaba un guitarrista, y que ese era su oportunidad de ir y de demostrar y de mejorar su reputación. “Las entrevistas son este sábado”, le dijo Juan. Pero este día Manuel tenía que ir con su grupo a dar un especial en la iglesia… Como ahora le importaba mucho su “reputación”, ese sábado le dijo a sus padres que iba a recoger unos cuadernos de la casa de su amigo. “Vengo rápido, porque tengo que ir hacer su especial”, dijo Manuel. Su madre se molestó mucho. Pero como Manuel estaba en plena rebeldía discutió con su madre y agarró su guitarra y salió. Se fue a la entrevista. 5 Cuando llegó a la dirección que le había dado su amigo no encontró a nadie, y entró a un callejón donde supuestamente se encontraba el grupo musical de Metal. La puerta estaba abierta, así que entró. El lugar era oscuro. De pronto, salieron 3 personas de aspecto emo y satánico, pues no se veía su cara, porque sus pelos tapaban su rostro. En eso, sin decir nada, los hombres lo agarraron y le inyectaron una droga que le hizo dormir. Cuando se levantó, Manuel se encontraba atado de manos y pies en una silla. Se dio cuenta que la supuesta entrevista no fue más que una trampa, y que Juan, el mal amigo que le hizo venir, era una de las tres personas. Juan estaba metido en cosas satánicas y ritos ceremoniales. -Satanás nos ha enviado a matarte porque eres el mejor músico adventista y no quiere que sigas alabando a Dios -dijo Juan. -Te cortaremos los brazos para que no toques más la guitarra –dijo el otro muchacho. Juan no podía creerlo. Y la impresión hizo que se desmayara. 6 El padre de Manuel cuando fue avisado por su esposa que Manuel había salido de casa, lo había seguido. Tenía la extraña sensación de que a su hijo le pasaría algo malo. Así que logró llegar a la casa adonde había ido Manuel. Y se puso a esperarlo. Mientras tanto, el ritual satánico había empezado. Juan tenía tapada la boca, para que no se escucharan sus gritos. Todo parecía una verdadera pesadilla. Los malignos le empezaron a cortar los brazos. El padre ya no pudo soportar la espera. Dijo una pequeña oración a Dios pidiendo que le protegiera a él y a su hijo. Entró corriendo y encontró la desastrosa escena de ver a su hijo sin brazos, desmayado y desangrando. Al momento entró una luz muy potente que alumbró el cuarto. Era un ángel que Dios había mandado para que le protegiera y esas tres personas de aspecto satánico temieron ante la presencia del ángel, quien los reprendió porque no eran más que tres demonios enviado por Satanás para destruir la felicidad. En seguida, el ángel de Dios hizo que varias ambulancias aparecieran, y el padre de Manuel agradeció a Dios por todo. 7 Ya en el hospital el doctor no pudo reimplantarle los brazos a Manuel, y su realidad era que ya no iba a tener esas extremidades tan importantes. Cuando en la iglesia se enteraron de la desgracia de Manuel, todos se pusieron a orar por él con mucha fe, para que le reconfortara a él y a su familia. La madre de Manuel fue al hospital y encontró a Manuel llorando y vendado. - Madre, padre, perdónenme por querer conseguir una falsa reputación –dijo Manuel llorando. Enseguida, se dirigió a Dios: -Dios padre, perdóname; ahora ya no podre tocar la guitarra. En eso, un ángel se les apareció y le dijo: - Manuel, Dios me ha mandado a decirte que no te rindas, que seas valiente; tú toda la vida vas a ser un gran guitarrista porque ese es el don que Él te dio. Manuel respondió: -No tengo brazos. Y el ángel dijo, antes de alejarse: -Buscarás la forma, porque Dios te manda que sigas alabándole con tu guitarra. 8 Ya recuperado, Manuel oraba y oraba a Dios. No sabía cómo tocar la guitarra para alabar a Dios. Un día que se le cayó su guitarra sin razón alguna, Manuel trataba de levantarla con sus pies, lo cual hizo que uno de sus dedos tocara una cuerda. Sonrió tanto de escuchar sonar a su entrañable amiga, su guitarra. Ese momento se acordó del ángel que le dijo: “Encontrarás la forma de tocar la guitarra”. Desde esa ocasión, comenzó a practicar con los pies. Practicaba y practicaba. Hasta que un día dijo a sus padres que quería dar un especial a Dios y agradecerlo por todo. Sus padres no sabían que Manuel había practicado la guitarra con sus pies. Ese sábado Manuel pidió a su padre que llevase su guitarra; el padre confundido la llevó. Y al momento del especial Manuel pidió que le alcanzaran su guitarra y la pusiesen en el suelo. Pidió una silla para sentarse. Todos en la iglesia seguían en absoluto silencio cada movimiento de Manuel. Cuando comenzó el especial Manuel se sentó en la silla y dijo: -Un ángel enviado por Dios me dijo que buscara la forma de albar a Dios con la guitarra y así lo haré desde este día. Y entonces los dedos de sus pies rasguearon las cuerdas, como si lo hiciera con las manos. Esa mañana Manuel tocó las más lindas y armoniosas canciones. Y al terminar el Pastor de la iglesia dijo muy emocionado: -Miren, hermanos, este un hijo de Dios que a pesar de su discapacidad lo alaba con cánticos y canciones. Manuel es un hijo de Dios, nació para alabar a Dios... De pronto todos comenzaron a llorar y a alabar, porque ese día había hablado Dios para toda la iglesia. La emoción llegó hasta Manuel, quien tocó otra canción agradeciendo a Dios por todo lo que había hecho por él. De ese momento Manuel sí pudo ser el mejor guitarrista no para el mundo, sino el mejor guitarrista para alabar a Dios. Desde ese momento no faltó ningún sábado que Manuel no tocase con su grupo un especial para Dios. Ya no le importaba su reputación. Ahora le importaba solo Dios. 9 Cuando terminó su secundaria, Manuel decidió ser músico profesional, y lo logró. Sus padres su sintieron de tener un gran hijo como él. Manuel se convirtió en un músico. Iba a todas las iglesias a dar su testimonio y a tocar su guitarra como sólo él podía hacerlo Sabía que esos cánticos eran para Dios. Por fin, Manuel se sentía muy orgulloso de haber logrado su anhelo de la vida: tocar la guitarra, aunque de una forma muy extraña, para alabar a Dios. Aún es muy feliz de poder hacerlo. Julio de 2011 (Este es un cuento de ERICK LÓPEZ VERA, mi segundo vástago)

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